Siempre ha sido muy difícil hacer negocios de exportación de productos agropecuarios con México. Se trata de uno de los principales importadores de alimentos del mundo y los argentinos somos grandes exportadores.
Pero aún así, siempre ha sido muy difícil, casi imposible. Ese país es socio del Nafta y está al lado de Estados Unidos, que prácticamente produce todo lo que tenemos en la Argentina. ¿Por qué entonces habría ahora de ser distinto? En el truco, se sabe, siempre pierde el que confía demasiado.
Nosotros no teníamos demasiadas cartas en la mano, apenas un dos, quizás un tres. Pero creímos tener suficiente información como para levantar la apuesta. Fue así que comprobamos que la cuota de importación de porotos de México no era exclusiva para la Argentina sino que allí se competía con otros países proveedores, en especial Estados Unidos y Canadá, que aprovechaban ese cupo de 100 mil toneladas para hacer buenos negocios porque los aranceles de ingreso a México bajaban del 45% habitual a 0%. También descubrimos que no era un mecanismo nuevo, sino que ya había sido habilitado en 2017. Había documentos oficiales de la propia Cancillería que así lo mostraban. Incluso ya habíamos exportado poroto a México, pero en cantidades muy reducidas.